miércoles, 13 de octubre de 2010

Una carrera desde Modena


Sabía que en ese bar pasaban la Fórmula 1 en pantalla gigante, y era un lindo lugar para ir a tomar un buen desayuno, cómodo, y viendo una pasión. Me comentaron que tenía que hacer una reserva lo cual me llamó la atención, pero accedí. Una mesa para dos a las 8:30 de la mañana, ya que la carrera en Francia arrancaba a las 9. Llegamos con mi papá a horario al bar Modena ubicado en el barrio de Recoleta y desde un principio nos sorprendimos. Cuadros de Ferrari en todas las paredes, banderines de la escudería y algún que otro adorno más vestían al bar de una manera muy particular, algo que no se ve en cualquier lugar. Nos sentamos en nuestra mesa, la única que estaba disponible, y nos dimos cuentas que teníamos la visión de dos pantallas gigantes. La gente estaba mayormente vestida de roja, con gorras y camperas de Ferrari. Todo estaba preparado para el comienzo de la carrera con un color que motivaba a cualquiera.

La largada, como de costumbre, fue puntual en el circuito de Magny Cours y ya en la primera curva, la gente comenzó a alentar la buena largada de Michael Schumacher, quien corría con Ferrari. Los festejos no tardaron en llegar al ver que Mika Häkkinen, el máximo rival del aleman en el campeonato, abandonó en la primera vuelta: gritos y silbidos colmaron Modena que a esa altura ya se parecía más a una tribuna que a un elegante bar. Los fanáticos de Ferrari no pararon un segundo. Se pararon de sus asientos a la espectativa de la parada en boxes de Schumacher y luego aplaudieron el correcto trabajo de los mecánicos. Otra gran emoción fue cuando el tercero del torneo, el colombiano Juan Pablo Montoya, tuvo que dejar de correr por problemas mecánicos a falta de 20 vueltas para el final.

La carrera llegó a su fin y la gente no se cansó de aplaudir la victoria contundente de Michael Schumacher que tuvo como condimento el segundo puesto de su hermano Ralf y el tercer lugar Rubens Barrichello, compañero de equipo en ese 2001 de Michael.

Modena, un muy lindo y recomendable bar, se convirtió y se convierte carrera a carrera en un circuito. El clima que los fanáticos de Ferrari le dan, contagia a cualquiera que quiera disfrutar de un Gran Premio. Se vive como en la tribuna, se vive como en la pista. Se puede viajar a Magny-Cours desde Recoleta.

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