Los motores de los otros autos tapaban a la fuerte lluvia que caía en el circuito de Interlagos, el comisario deportivo me daba la instrucción para salir a pista y ubicarme en la parrilla de salida. La calle de boxes muy transitada, pero lentamente llegué al trazado y luego de la vuelta, me ubiqué en la décima posición con mi auto blanco con toques negros. Sentado en el monoplaza de mi Sauber podía ver adelante que se encontraba el Mercedes de Rosberg en la octava ubicación, y hacía la izquierda, en la novena, estaba el Renault de Kubica.
La gotas de la lluvia se deslizaban por el casco y hacían de una visibilidad muy nublada, aunque no impedían que de lejos se viera los cinco semáforos que ya comenzaban a prenderse uno a uno. El ruido se volvía ensordecedor por las 24 maquinas que elevaban sus revoluciones para picar en punta. Luego de que la quinta luz roja se encendiera, unos tres segundos, que parecieron dos minutos, antecedieron a la largada. Y comenzó.
La aceleración fue tan real que pude mantener mi puesto y pelearle el noveno puesto al Renault de adelante. No me quise aventurar demasiado ya que el spray de los autos me pegaba directo en el frontal de mi auto y reducía mucho mi visibilidad. Llegamos a la primer curva donde luego se acercaba la S de Senna casi a la misma altura, pero yo llevaba la cuerda. El Renault de Kubica dobló encerrándome y sucedió algo desilucionante: me desperté de lo que parecía tan real.
El coche amarillo me chocó en lo que debería haber sido un accidente violento que me dejara sin chánces de seguir corriendo, pero el paredón trabajó de resorte y me mantuve en la pista sin un rasguño. Ahí pude observar uno de los tantos bugs de los que se hablaba. Me dí cuenta que no estaba en un Sauber, si no, con un joytich jugando al F1 2010 en la PlayStation 3.
Los excelentes gráficos del juego introducen al usuario de lleno en el contexto del manejo de un Fórmula 1, pero con mucha más facilidad. Sin embargo, la empresa que creó el juego debe arreglar unos cuantos bugs que tiene. Si esto se soluciona, la experiencia es muy recomendable.
La gotas de la lluvia se deslizaban por el casco y hacían de una visibilidad muy nublada, aunque no impedían que de lejos se viera los cinco semáforos que ya comenzaban a prenderse uno a uno. El ruido se volvía ensordecedor por las 24 maquinas que elevaban sus revoluciones para picar en punta. Luego de que la quinta luz roja se encendiera, unos tres segundos, que parecieron dos minutos, antecedieron a la largada. Y comenzó.
La aceleración fue tan real que pude mantener mi puesto y pelearle el noveno puesto al Renault de adelante. No me quise aventurar demasiado ya que el spray de los autos me pegaba directo en el frontal de mi auto y reducía mucho mi visibilidad. Llegamos a la primer curva donde luego se acercaba la S de Senna casi a la misma altura, pero yo llevaba la cuerda. El Renault de Kubica dobló encerrándome y sucedió algo desilucionante: me desperté de lo que parecía tan real.
El coche amarillo me chocó en lo que debería haber sido un accidente violento que me dejara sin chánces de seguir corriendo, pero el paredón trabajó de resorte y me mantuve en la pista sin un rasguño. Ahí pude observar uno de los tantos bugs de los que se hablaba. Me dí cuenta que no estaba en un Sauber, si no, con un joytich jugando al F1 2010 en la PlayStation 3.
Los excelentes gráficos del juego introducen al usuario de lleno en el contexto del manejo de un Fórmula 1, pero con mucha más facilidad. Sin embargo, la empresa que creó el juego debe arreglar unos cuantos bugs que tiene. Si esto se soluciona, la experiencia es muy recomendable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario