viernes, 3 de diciembre de 2010

Una visita al Galvez



Un sonido ensordecedor hizo que muchas miradas desviaran la vista hacia el circuito. El auto de Turismo Carretera de Rafael "Tabo" Verna estaba entrenando en el Juan y Oscár Gálvez, de cara a lo que iba a ser la última fecha de la competencia. Minutos después, otro ruido de motor se puede oir y llama aún más la atención. También estaba Christian Dose con su Chevrolet.

Se tardó alrededor de diez minutos para que volvieran a escuchar los espectaculares sonidos de las maquinas a toda velocidad en la recta principal del circuito. Pero durante ese tiempo en el que no pasó nadie, se pudo observar un paisaje desolado, como cual película de terror que quiere exagerar un descampado. La pista estaba descuidada al igual que la tierra, en donde originalmente había cesped.

A lo lejos se observaba que en la parte corta del circuito estaban comenzando los preparativos para la carrera que iba a ser dentro de dos semanas. Ese trazado de la pista se conservaba un poco mejor que el resto, sin embargo, la desilusión del que escribe fue muy grande al compararlo con los circuitos internacionales que se ven en la actualidad en la Fórmula 1.

Néstor Straimel tenía razón. Argentina está muy lejos de tener a la F1 aca. Son inútiles las esperanzas que intentan dar desde el exterior, como cuando Jean Todt re-abrió el tema y la ilusión o como cuando la F1 casi se separa de la FIA en el 2009 y se creía que podían llegar a venir a Argentina.

El Juan y Oscár Gálvez tendrá que conformarse con los autos nacionales por mucho tiempo a excepción que alguien haga una inversión que conforme a Bernie Ecclestone. Pero, ante los circuitos que aparecen constantemente en el mundo, la Fórmula 1 en Argentina es una utopía.

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